El secreto de la felicidad

¿Qué nos hace realmente felices? Esta es una de las grande preguntas que podemos hacernos.

Si le preguntas a la gente joven cuáles son sus grandes objetivos en la vida te responderán cosas cómo «hacerme rico» o «hacerme famoso«. Al menos así se vio en el estudio más impresionante que se ha hecho sobre felicidad. Este estudio que ha durado más de 80 años (y aún sigue) y en el que ha participado miles de personas, es el Estudio de Harvard. Recientemente sus directores han publicado un libro que te recomiendo mucho llamado «The Good Life» o en español «Una buena vida«.

¿Porqué en un principio el cerebro buscar la felicidad en el dinero o en el éxito? ¿Realmente estos parámetros son los que nos lleva a sentirnos bien? Supongo que ya sabes la respuesta: NO. De hecho, según diferentes estudios como los realizado por Kahneman, el dinero hasta cierto punto nos da felicidad pero pasado ese punto por más que ganes NO eres más feliz. Lo que se ve es que necesitamos ganar unos ciertos ingresos para poder cubrir nuestras necesidades básicas y así sentirnos en un estado seguro y protegido, sino aumenta el «dolor emocional», pero a partir de esa cantidad la felicidad no crece más. La felicidad no correlaciona con el dinero a partir de una cierta cantidad.

¿Y qué es entonces los que proporciona más felicidad según el estudio de Harvard?

¡LAS BUENAS RELACIONES SOCIALES!😍

Sí, cómo lo lees. De hecho, otros estudios longitudinales también resaltan la importancia de las conexiones sociales para llevar una vida plena y feliz. Estudios como The British Cohort Studies (UK), The Mills Longitudinal Study (USA), The Dunedin Multidisciplinary Health and Development Study (Nueva Zelanda), The Kauai Longitudinal Study (Hawai), The Chicago Health, Aging, and Social Relations Study (USA), The Healthy Aging in Neighborhoods of Diversity Across the Life Span (USA) o The Student Council Study (USA).

Todos ellos muestran que las personas que mantienen más relaciones sociales de calidad son más felices, presentan mejor salud física y mental, y son más longevas. De hecho, en el estudio de Holt-Lunstad (2010) en el que se revisó 148 estudios sobre felicidad en diferentes continentes con más de 300,000 participantes, se vio que las personas (independientemente del género, la raza, edad) que mantenían relaciones sociales fuertes tenían hasta un 50% más de probabilidad de sobrevivir que aquellas que se sentían más solas. 😶‍🌫️

Y tiene todo su sentido. Gracias a las relaciones sociales activamos el sistema de APEGO (o de CUIDADO) del cerebro (Panksepp, 2004). Este sistema nos hace sentir en seguridad, confianza, reduce el estrés y la ansiedad, ya que sentimos que tenemos personas a nuestro alrededor que pueden ayudarnos a combatir cualquier amenaza que se presente. Ahí reside la grandeza. El amor, la conexión con los demás, nos protege del miedo. El apoyo social protege al cerebro (Manes, 2020). 💕🧠

¿Entonces qué pasa? ¿porqué nos dejamos enredar por querer ser más exitosos en el trabajo o ganar más dinero? Pues a parte del factor dopamina también se junta el hecho de que nuestro cerebro tiende a centrarse en aquello que puede ser medido, que es tangible, que se puede acumular (aunque no sepas exactamente porqué lo estás acumulando, porqué lo quieres). El dinero o el éxito si lo piensas es algo cuantificable, acumulable y visible. Incluso puede servir para situarte en un rango (status) frente a los demás (número de seguidores, salario,…). Por el contrario, tener más o menos relaciones sociales y la calidad de estas es algo que es intangible y poco cuantificable. Así que puede ser normal que aunque sepamos que tener buenas relaciones sociales es el factor predictor número uno de la felicidad puede ser algo que nos cueste de alcanzar, de tenerlo como objetivo. Esto por un lado.

Pero aparte, las relaciones sociales son impredecibles, caóticas, nada controlables, y esto a nuestro cerebro no le gusta (odia la incertidumbre). Es más, las relaciones sociales también nos pueden hacer sufrir mucho si van mal o si algo malo sucede con lo que puede haber una tendencia a la evitación de este posible dolor que las relaciones pueden causarnos (existe un posible coste). Ten en cuenta que nuestro cerebro tiende a considerar más las posibles pérdidas o costes que las posibles ganancias o beneficios que podamos obtener. Así que con todo esto entenderás que no seamos muy buenos sabiendo, entendiendo y prediciendo todos los beneficios que las relaciones sociales conllevan (tendemos a subestimarlas, al menos de primeras).

Pese a todo esto, sabemos que gracias a la plasticidad neuronal siempre tenemos la oportunidad de cambiar estas tendencias naturales del cerebro💪🏽🧠 Nunca es tarde para empezar a valorar y prestarle más atención a aquellas relaciones que sabes que te hacen bien, que te dan energía, alegría y amor. ¡Así que aprovecha y empieza este verano ya a pasar más tiempo de calidad con tus seres queridos y te animo a que les hagas saber lo importante que son para ti! 💖

Si quieres saber más sobre el sistema de apego del cerebro, sobre la Neurociencia de la Felicidad, cómo hacer para valorar y ganar en calidad con tus relaciones sociales, y encontrar diversas estrategias para enfrentar el estrés de manera positiva, entonces no puedes perderte mi próximo curso Neurociencia de la Ansiedad (curso ONLINE & DIFERIDO). Ahí te veo! 😉

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¡Un abrazo enorme!

Sara Teller

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Sara Teller