¿Cómo afecta la autocrítica al cerebro?

DIME CÓMO TE HABLAS Y TE DIRÉ CÓMO ESTÁS

A veces nos enfurecemos o nos ponemos nerviosas/os cuando escuchamos nuestra mente todo el tiempo hablando sin cesar. Muchas veces quizás hayas pensado: ¿Porqué mi mente no se calla?

Pues bien, siento decirte que divagar es algo que sucede en nuestro cerebro de manera natural. Y cuando esto sucede se activa ese diálogo interno que a veces queremos acallar sí o sí. Si en ese momento nos miraran el cerebro se vería activa lo que se denomina la red neuronal por defecto.

¿Y porqué el cerebro divaga?

Es algo que aún no se sabe al 100% pero existen diferentes teorías u opiniones. Se cree que divagar nos ayuda a:

Crear el sentido de uno mismo/a

Proyectarnos al pasado y al futuro

En la resolución de problemas

Adivinar mejor las intenciones de los demás (Teoría de la Mente)

Relajar y regenerar el cerebro

Consolidar mejor la memoria

Aumentar la creatividad

Sentirse acompañado/a

Ya ves que parece ser que cuando dejas tu mente volar, cuando estás «en babia» aunque a ti te parezca estar perdiendo el tiempo, en el fondo tu cerebro puede estar realizando todas estas funciones. ¿No es increíble?

Lo que no es tan increíble es su EXCESO. Es decir, si me paso el día dentro de mi mente (abuso de este diálogo interno) se altera la red neuronal por defecto. Y es ahí cuando puede aumentar la rumiación (tener pensamientos en bucle) y las preocupaciones en mi mente. A parte, de que si me paso el día dentro de mi cabeza dejo de estar presente. Cuando divago mi mente está metida en el pasado y en el futuro, pero y ¿el presente?

Cómo ya comenté en otro post, existe un estudio muy famoso titulado «una mente que divaga es una mente infeliz«. Nos pasamos el 50% de nuestro tiempo divagando y se ha visto que cuando nos sentimos más felices es justo cuando estamos atentos/as al momento presente. Aunque me gustaría puntualizar que querer estar 100% presentes todo el tiempo es una utopía, y sería muy desgastante para nuestro cerebro (consume muchos recursos cognitivos). Lo que como vemos, muchas veces abusamos demasiado de estar en modo «divagación» y la gracia está en poder reducir un poco ese tiempo (si tú así lo decides).

Igual que otras veces el problema no es divagar, sino cómo es ese diálogo interno que aparece. Si tu diálogo interno es negativo, si tiendes a la autocrítica (hablarte mal) entonces ahí tenemos un problema. Según la neurocientífica Kristin Neff se ha visto que la autocrítica:

Aumenta la actividad de la amígdala y el SN simpático, lo que hace que sientas la vida más amenazante y que aumente la lucha y el miedo en tí. Hablarse mal también hace aumentar los niveles de cortisol en el cerebro, creándote mayor estrés y ansiedad, y disminuye los neurotransmisores de la felicidad, lo que puede hacer aumentar la ansiedad y la depresión (Davidson, 2012, Longe, 2010).

La autocrítica es un mecanismo de defensa, el cerebro lo vive como un ataque emocional.

Cuando por ejemplo, nuestro jefe nos dice que hay algo que no hemos hecho bien. Si esa situación la vives como algo «amenazante» (oh! qué horror! ¡lo he hecho mal!), entonces se dispara el sistema de lucha y huida. Si en ese momento no te enfrentas con tu jefe esa lucha se dará entonces en nuestro interior (Kristin Neff, 2021).

Cuando nos autocriticamos también se active la CCA y la ínsula, una red neuronal que se activa cuando sentimos dolor emocional, cuando alguien nos rechaza (Eisenberger, 2014). Esto sucede tanto cuando nos autocriticamos como cuando alguien nos critica (Longe, 2010). También curiosamente se activa la corteza prefrontal dorsolateral. Esta parte del cerebro está involucrada en la resolución de problemas. Esto nos lleva a pensar que el hecho de que se active es porque en esos momentos nos vemos como como un problema externo, un error a resolver (Longe, 2010).

¿Y porqué a veces nos autocriticamos? ¿porqué a veces nos automachacamos pensando que todo lo hacemos mal y/o que somos lo peor?

Pues según la neurocientífica Kristin Neff, experta en el estudio de la autocompasión, puede ser que lo hagamos para:

  1. Espabilarnos, para hacerlo mejor la próxima vez (como castigo). Aunque se ha visto en estudios que pasa justo lo contrario: cuánto mejor me hablo, mejor rendimiento obtengo a largo plazo, mientras que la autocrítica funciona a corto plazo pero después a largo plazo nuestro rendimiento decae.
  2. Tener el control de que el error, aquello en lo que he fallado, puede ser evitable. Aunque realmente esto es un falso control, ya que el error ¡siempre va existir! Es imposible hacerlo siempre todo perfecto.
  3. Proteger al EGO de las críticas externas (estas no dolerán tanto si antes me critico yo). Lo que denota que existe un gran miedo al rechazo.

¿Quieres saber más acerca de este tema o de cómo cambia tu cerebro si pasas a un diálogo interno más positivo? y ¿cómo puedes hacerlo?

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¡Un abrazo enorme!

Sara Teller

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Sara Teller