¿Cómo ganar flexibilidad según la ciencia?

¿Sabes qué conocer mejor cómo funciona tu cerebro cuando estamos estirando puede ayudarte a ganar en flexibilidad? Ahora te explico. 😉

Para empezar, es importantísimo que conozcas el llamado reflejo miotático,  el responsable de que si insistes mucho al estirar un músculo del cuerpo, este se contraiga en vez de “ceder” al estiramiento. Esta contracción se produce de manera muy rápida y subconsciente como método de protección, para evitar que el músculo se alargue excesivamente y esto genere daños estructurales.

En concreto, son los husos neuromusculares los que se encargan de enviarle esta información al cerebro a través de la medula espinal. Estos husos son unos receptores situados dentro del músculo que forman parte de nuestro sistema propioceptivo (capacidad que tenemos de detectar el movimiento y posición de nuestro cuerpo gracias a unos receptores nerviosos que están en los músculos, articulaciones y ligamentos). Los husos neuromusculares también se encargan de decirle a nuestro cerebro como está siendo el grado de estiramiento, el grado de estimulación mecánica y la velocidad con la que se está aplicando el estiramiento.

Por eso en mis clases siempre al estirar recuerdo la importancia de mantener nuestras mentes tranquilas y relajadas, si no nuestro cuerpo se pone en modo defensa y no hay quien pueda progresar en el estiramiento. Normalmente se aconseja en un estiramiento pasivo, relajar el músculo mínimo unos 10 segundos (de 10 a 30 segundos) para que esta contracción involuntaria deje de producirse y puedas avanzar en tu flexibilidad. Según varios estudios cuanto más vas aumentado la flexibilidad más reduces este reflejo miotático. De alguna manera parece que tu cerebro va entendiendo que no hay nada de malo en ir estirar esa zona del cuerpo. ¿No te parece increíble?

Si este reflejo miotático es algo que experimentas a menudo, entonces es que tienes que bajar la intensidad del estiramiento. Lo ideal para lograr ganar en flexibilidad es quedarte en el límite entre aplicar un estímulo considerado pero sin llegar a “la zona de riesgo”. Para ello lo mejor es mantener el estiramiento en una intensidad del 60% de lo máximo que crees que podrías estirar.

De hecho cuando estiramos no se trata de sentir dolor pero tampoco vale no sentir “nada de nada”. La clave está en sentir una especie de resistencia. El dolor es un mecanismo de aviso de nuestro sistema nervioso para avisarnos de que se puede producir una lesión. La resistencia es más una sensación de necesito respirar profundo para que esta “sensación incómoda” pase.

A parte, lo bonito, es que se ha visto que el cerebro se va volviendo también más tolerante al “dolor” cuánto más estiramos el cuerpo. Así que la próxima vez que te veas luchando con este dolor incómodo al estirar, relájate y dite a ti misma/o “este dolor irá disminuyendo a medida que lo vaya sintiendo”. Gracias a ir ganando en tolerancia podemos ir aumentando nuestro rango de movimiento articular, lo que nos permitirá ir ganando en flexibilidad. Al cabo del mes de ir estirando un músculo de manera regular se produce alteraciones en los niveles de dolor del cerebro (el umbral se reduce) y al cabo de unas 6 semanas 8 semanas puedes visualizar ya los cambios en la longitud del músculo.

Por último, comentarte que si vas a hacer una clase de estiramientos es necesario hacer previamente un pequeño calentamiento dinámico. Se ha visto que así ¡ganas más flexibilidad!

En este post he estado hablando todo el tiempo de estiramientos del tipo pasivo, donde adaptamos una postura y nos quedamos ahí respirándola al menos 10 segundos, pero existen otro tipos de estiramientos como los dinámicos (balístico o activo). Cada tipo de estiramiento reporta resultados diferentes, por eso, en mi próximo Intensivo de Flexibilidad vamos a ir aplicando diferentes métodos, para así poder llevar al límite al cuerpo (ganar en flexibilidad) con consciencia, seguridad y autocuidado. 😉

Espero que tener todos estos tips en mente te ayuden mucho a progresar en tu flexibilidad.😍

Si quieres saber más sobre cómo impacta el movimiento en el cerebro, te recomiendo apuntarte a mi curso «Neurociencia del Yoga». Un curso online que puedes hacer en directo o en diferido. 😉

Un abrazo enorme,

Sara

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Sara Teller