¿Porqué me cuesta tanto instaurar un nuevo hábito?

Todos queremos cuidarnos. Todo queremos llevar mejores hábitos. ¿Pero porqué a veces son tan difíciles de instaurar?

«Quiero comer bien», «Quiero hacer deporte», «Quiero descansar más», «Quiero hacer Yoga«, » Quiero meditar», «Quiero pasar más tiempo con mis seres queridos», «Quiero pasar menos tiempo en las redes sociales»,…

Sabes lo que quieres, pero ¡no puedes! Empiezas esa rutina un día, quizás durante semanas la sigues pero después por «A» o por «B» acabas dejando aquello que sabías que te estaba sentando bien. ¿Te ha pasado alguna vez?

Si es así, sigue leyendo que te voy a explicar tres grandes razones por las que esto pasa:

1. Aprender algo nuevo tiene un precio

Crear un nuevo hábito significa crear nuevas conexiones en tu cerebro (gracias a la plasticidad neuronal). Pero esto tiene un precio. La actividad neuronal en un cerebro eficiente tiende a viajar por aquellos circuitos neuronales ya hechos (como si fueran autopistas), donde las conexiones son más fuertes, para ahorrar energía. Crear nuevos «caminos» supone inicialmente un gran coste cognitivo.

2. El placer inmediato es muy tentador

La dopamina te incita a buscar aquello que te ha producido placer. Crear un nuevo hábito a veces cuesta porque significa eliminar malos hábitos (comer comida chatarra, comprar compulsivamente, estar constantemente conectada/o a las redes,…). Muchos malos hábitos y adicciones están normalmente asociados a niveles altos de dopamina, a la búsqueda de recompensas a corto plazo. Mientras que muchos buenos hábitos están asociados a recompensas que ves a largo plazo. Si a parte tienes estrés o ansiedad, decirle que «no» a las recompensas a corto plazo, se hace mucho más difícil.

3. Tu fuerza de voluntad es limitada

Emplear constantemente la fuerza de voluntad para resistir las tentaciones a corto plazo desgasta al cerebro. Esta es limitada y cuando se agota es más fácil dejarse llevar por el piloto automático (volver a los viejos hábitos). La fuerza de voluntad es una habilidad que se puede entrenar como un músculo. Al principio costará y te cansará pero a largo plazo ganarás más.

Ahora la pregunta, es bien, entonces ¿qué puedo hacer?

¡Mucho! Claro está. No está todo perdido. 😉

Te lo cuento en mi curso de Neurociencia de la Ansiedad y en mis libros “El cerebro de la gente feliz“y «Neurocuídate«. 😉

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¡Un abrazo!

Sara Teller

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Sara Teller